18/9/09

Notas futboleras


Para mí siempre es un placer ir al Estadio Azteca cuando juega la Selección Nacional. El folclor del mexicano promedio se hace notar, miles de gargantas gritan, hablan, escupen... miles de manos aplauden, hacen señas, se mueven en el aire... miles de personas vibran, rugen, bailan, brincan...

Es un espectáculo sobre cogedor. Por eso escribo unas cuantas líneas, notitas, sobre lo que se vive en un evento de tal magnitud.

1. Abucheos
El clásico sonido que desprestigia cualquier acción, ya sea del contrario, del árbitro o del propio equipo cuando hace algo mal. Es interesante, la última vez, junto con un amigo, descubrí que hay tres formas de abuchear: buuuuu, clásica; uuuuu, económica, y duuuu, algo teta. Siempre hay que acentuar la u para que amarre.

2. Baños
El Estadio Azteca no se caracteriza por tener el mejor sistema de limpieza en general, pero sí por tener el peor en particular: los sanitarios. ¿Quién no ha entrado a uno de ellos? Por lo menos los de hombres son verdaderos monumentos a la marranada: charcos de orina, no hay papel higiénico, filas y filas de gente apelmazada para encontrar un espacio y un olor tan desagradable que a un sensible lo haría vomitar.

3. Peleas
Nunca falla la guamiza, putiza, los madrazos, los golpes o como quiera llamarlo cada quien. Lo interesante de esto es que, en la inmensidad de las gradas, son los connacionales quienes se dan con todo entre ellos, cuando se supone que la "Selec" nos brinda alegría y buena vibra...

4. Regaderazo
Entrada al estadio: $150 (en gayola), pizza individual $30, cerveza doble (clara u oscura) $60, que cuando tu equipo meta un gol te bañen de "calor renal", no tiene precio. Y es que de ninguna manera puedo pensar que un mexicano panbolero aviente su cerveza, eso sería un sacrilegio.

5. Salida
Imaginemos a 100 mil personas en un inmueble. Ahora imaginemos cuan grandes deberías de ser las puertas, rampas, accesos, etc. En efecto, no existen instalaciones para desalojar a muchas personas sin que éstas tengan que toquetearse involuntariamente, se pisen, se acaloren, se arrimen y, nunca falta el ñero, se torteen.

Cinco notitas nomás pa' calentar, tal vez, quizá cuando regrese al Coloso de Santa Úrsula para el partido en contra de El Salvador, me atreva a postear unas cuantas más.

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