8/12/09

La presentación cuenta

Me contaron la historia de un tipo bien Godinez. Empiezo por mencionar su oficio, uno de los tantos que aplican para calificarlos como godinezcos: herrero. O sea, el güey hace mesas y sillas, como de las que se usan en los jardines. Recuerdo una que tenían mis abuelos, blanca y con hartos hoyos, en la que si te descuidabas tantito tu refresco valía gorro y entonces podías aplicar la de Bertha has danced. Seguro las ubican, son muy comunes, aunque un poco fuera de onda por el diseño.



Bueno, el caso es que una amiga fue a cotizar una mesilla para su oficina (¿ven como es súper Godinez el asunto?) y después del intercambio de precios y tal, el don le dijo que lamentablemente sólo tenía la mesa, mas no las sillas. Entonces mi amiga le preguntó, como era de esperarse, cuándo tendría los asientos. El don le dijo que no sabía (típico), por lo que ella le pidió una tarjeta para comunicarse con él en días venideros.

- ¿Tiene una tarjeta?
- Uuuh, ¡pues claro señorita!

(Qué ilusa fue ella al preguntar algo taaaan obvio...)

El señor introdujo la mano a su bolsa y sacó, literal, una hoja de papel bond cortada al tamaño de una tarjeta de presentación, y créanme, se ve que este tipo jamás aprendió a usar las tijeras en el kinder. El contenido de esta pieza de arte portaba el nombre (del cual no me acuerdo), el título (Maestro Herrero) y el posgrado (especialista en soldaduras). Este último estaba escrito con lápiz y entrecomillado, para que resalte, obvio.

Estoy muy apenado por no tener la copia de la tarjeta, misma que me gustaría haber escaneado para que la vieran, pero espero que con la descripción sea suficiente. Si no, pues qué se le va a hacer... Sólo recuerden que cuando quieran un buen diseño, necesiten tarjetas de presentación y lamentablemente no cuenten con los recursos económicos, aquí hay una buena salida, les prometo que se acordarán de ustedes.

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