25/8/09

Twitter


Si Facebook ya era una adicción, Twitter vino a revolucionar el mundo de los mexicanillos ociosos. Como mencionó Adelor en una entrada, caray, qué necesidad de estar comunicando todo lo que le pasa a uno en la vida, qué digo en la vida, en cada segundo de sus patéticos días. Sé que suena agresivo, pero tiene una justificación, el significado mismo de la palabra:

patético, ca.

(Del lat. pathetĭcus, y este del gr. παθητικός, que impresiona, sensible).

1. adj. Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.



Claro, a eso le añadimos mi opinión y nos queda un hecho irreprochable, una persona que twittea todo el chingado día merece reevaluar su prioridades, abrirse al mundo, respirar aire puro, dejar por un microsegundo su laptop, pc o celular (porque twittean desde el celular) para relacionarse con personas de carne y hueso, no con avatars que son iguales a ellos.

Aquí es donde se complementa la entrada de Adelor acerca del exceso de canales para comunicar, pues el twittero geek-hermitaño no sólo te avisa que se acaba de levantar y de qué color es su mierda, sino que pierde todo contacto con la realidad, en el sentido de que cuando se sumerge en el mundo electrónico su comunidad está ahí, es virtual, es una suerte de Second Life.

¿Y eso qué? Pues nada, sólo hace a las personas menos humanas y más tetas, tetoides que al final del día no le dejarán nada a la sociedad (por lo menos a la real).

Por eso digo, venga, no tiene nada de malo conocer y utilizar la tecnología, pero por favor, hay que establecer ciertos límites. Ese consejo les doy, porque su amigo Rutilio soy.

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